SEGUNDA LÍNEA TEMPORAL
Capítulo 6
Galletas
Rancias
Los tiempos
se revuelven en remolinos, causan daños a los viejos amigos,
Se
fragmentan, se reconstruyen, los poco valientes huyen,
La miel
azul no calma la sed, solo la remplaza por un doloroso placer,
Cambias los
hilos que te atan, ahora las tizas, nuevos caminos trazan.
—No voy a gritar desesperadamente
hasta que me suelte— Le decía calmadamente Piñato al hombre desaliñado,
mientras colgaba de su brazo, sostenido por aquella mano casi esquelética. —Tarde
o temprano se cansará y tendrá que soltarme, no le veo razón alguna para que me
lleve con usted. ¿Cómo es que pudo verme?
—No hay tiempo para
preguntas ahora pequeño mandón— Le respondió el viejo vagabundo al confundido
zukariano, con alegría en su rostro por haberlo encontrado —Primero tenemos que
ocultarnos — miraba a su alrededor como si alguien los persiguiera.
El viejo llevó a Piñato hasta un pequeño refugio hecho de madera
reciclada, retazos y palos viejos, oculto en un callejón sin salida, a unas
cuantas cuadras. Soltó el brazo del aventurero espacial, y le indicó que se
acomodara en un montoncito de telas viejas y sucias, el viejo cruzó las piernas
y se sentó frente a él.
—Sé que no te gusta ir
con rodeos — Comenzó el viejo su discurso de introducción para Piñato —, pero
en serio es extraño volver a verte y que no me reconozcas desagradecido —Le
dedicaba una sonrisa amable al mismo tiempo que lo regañaba —. Mi nombre en
clave es Kairós, tengo un mensaje para ti de ti mismo. Salva a Danna Doom de su
reclusión en el manicomio, es la mujer que seguiste hasta su casa hace un rato…—interrumpió
el discurso y le señaló nerviosamente que mirara al exterior de su guarida a
través de un hueco en la madera. Una fila de hormigas cidorianas caminaban en
fila por la calle principal.
—¡Tengo que detenerlas!,
pueden causarle daño a los humanos —Piñato se alistó para salir rápidamente de
allí pero el anciano vagabundo lo detuvo—. Suélteme humano, no entiende lo que
puede pasar.
—Claro que lo entiendo,
ya ha pasado y no puedes detenerlo, esta serie de acciones harán que te
capturen después del incidente de los ladrones del Hostal, que no puedas
redimirte con tu misión, ni puedas salvar a Danna y tampoco a Annie, escúchame
bien, ellos ya saben que estas aquí, te han estado vigilando, solo te dejan
pensar que tienes el control de la situación, porque hasta ahora no eres una
amenaza. Intente ayudarte en las afueras de la ciudad pero estabas rodeado,
parece que los hemos burlado por ahora. Mira, logré obtener algunos caramelos
moleculares— le pasó una bolsa negra para la basura, envuelta en sí misma, con
algo adentro que debieron ser los dulces. Piñato la amarró a su cinturón de
caramelos —, úsalos con cautela, también conseguí algunas latas de energía
electromagnética para el camino, aparte un rastreador para localizarte en el
futuro y claro, lo que te sacará de esto- sacó de uno de sus bolsillos un cubo
de rubik.
No era cualquier cubo de rubik, un viejo artilugio usado por los humanos
para entretenerse, era un caminador temporal de uso personal, un cubo negro con
núcleo de miel azul y que le daba el poder suficiente a su portador de recorrer
la cuarta dimensión.
Los zukarianos junto a las abejas glutonianas, desarrollaron la
tecnología suficiente para desplazarse en el tiempo, como si hubieran inventado
la rueda, ampliaron las posibilidades tecnológicas de su sociedad. El gasto
energético en tal propósito era inmenso, pero beneficioso en muchos sentidos,
las investigaciones ya no requerían prolongados tiempos de desarrollo, la
recolección de recursos y su renovación era controlada libremente y bajo
demanda, sin contratiempos ni repercusiones en el medio ambiente, los crímenes
se detuvieron, pues las fuerzas policiales evitaban cada mala acción que
pudiera cometerse, al punto que la población entendió que no tenía sentido
intentarlo. Una sociedad sin errores. Los zukarianos en su evolución dejaron
los sentimientos atrás, todo para enfocarlo en la búsqueda del conocimiento
infinito. Podría parecer una sociedad perfecta, pero había grupos que estaban
en contra de esta tecnología. Los Cronistas,
no estaban a favor de controlar el flujo natural del tiempo, les parecía un
método de control abusivo. Cualquier acción de la población que no beneficiara
a los altos mandos, podría ser reprimida una y otra vez, dejando al individuo
sin la libertad de elección, sin la propiedad de su tiempo.
El uso de la miel azul estaba restringido solo al gobierno y sus ramas,
aunque hubo intentos por parte de los anarquistas de reproducirla, solo
causaron accidentes bastante desagradables, como desmembramientos o degradación
acelerada de la materia. Las abejas eran las únicas con el conocimiento y la
habilidad para hacerla.
Las máquinas temporales eran bastante diversas, transporte masivo y
personal eran los más comunes, además de la gran central del tiempo, hecha para
corregir catástrofes globales.
Piñato no estaba familiarizado con las caminatas en la cuarta dimensión
al igual que el resto de habitantes de Glutón. Él solo sabía de su existencia,
pero no su forma ni uso, por lo que le era imposible reconocer aquel cubo.
—Con esto podrás caminar
en la cuarta dimensión, como no soy zukariano no he podido probarlo, pero en
teoría está armado con sus seis caras en orden, en su punto cero — le decía el
viejo a Piñato, quien ponía total atención a la explicación, mientras observaba
cada cara del cubo que se activaba ahora en la presencia del zukariano, parecía
tener vida propia, pues en su interior se veían gusanos de color azul fluir
armónicamente —. No te dejes confundir por el resto de movimientos que tenga el
cubo, la cara azul es la única que funciona, si la giras hacia adelante
avanzaras en el tiempo, si la giras hacia atrás, retrocederás, la verdad parece
bastante sencillo, solo tienes que llevar la cuenta de su aumento factorial.
Una vuelta es un minuto, en la segunda vuelta serán cuatro minutos más, para la
tercera vuelta se habrá multiplicado por cuatro de nuevo, es decir 20, lo que
nos daría un total de 25 minutos en tres vueltas. En términos matemáticos cada
vuelta estaría expresada en 50, 51, 52 y así
sucesivamente.
El zukariano analizaba cada dato que el viejo le entregaba, aunque lo
tomó por sorpresa, nada de lo que le contaba le parecía descabellado, pero
claro tenía que comprobarlo por sí mismo.
—¿Por qué salvar a Danna?
No es parte de mi misión, ¿Cómo es que sabe todo esto? — Piñato también pensó
en la posibilidad de usar el cubo para cumplir aquella misión que tanto
atormentaba su mente—. ¿Qué tanto puede retroceder en el tiempo este cubo?
—No lo suficiente para
lo que lo necesitas, si te das cuenta es un dispositivo pequeño de baja
potencia, tiene un límite de tres años al pasado y tres años al futuro, si
vuelve a su punto cero, estarás de nuevo en este momento más el tiempo que haya
transcurrido desde que lo pusiste en funcionamiento —el viejo parecía conocer
cuál era la misión de Piñato, si le daba una explicación tan detallada—. Por
otro lado Danna debe ser tu karma personal, te sientes culpable por lo que le
pasó a su hija o le va a pasar. Todo esto me lo has dicho tú mismo en otro
tiempo, pero tiempo es lo que no tenemos ahora. No puedes ir a salvarla ahora,
su casa está vigilada, no sé cómo se enteraron, es mas no te dejaran avanzar
más allá de este callejón, detectaran el cubo que ahora activaste y te capturaran
de nuevo — el efecto del Caramelo Número Cinco empezaba a terminarse y Piñato
se hizo visible, lo que le recordó que el viejo Kairós podía verlo. El
vagabundo se quitó las gafas que llevaba; sus ojos negros, que estaban
enrojecidos, miraban detenidamente a Piñato mientras le hablaba—, viaja dos
meses hacia el futuro, con los recursos que tengo, eso me dará tiempo de
desactivar sus sistemas de seguridad. Por nada viajes al pasado, te complicaras
con más paradojas y no estoy ahí para ayudarte.
Era difícil procesar lo que estaba pasando, Piñato no sabía si confiar
plenamente en el anciano, aunque la charla en todo momento pareció amistosa y
la posibilidad de otra línea temporal no era inverosímil. Si así era ¿En qué
circunstancias conoció a aquel individuo?, ¿Por qué su yo futuro no pudo
solucionar el problema?, ¿Cuántas veces ya había intentado no solo salvar a
Danna, sino terminar su misión? Era lo que nunca le había gustado de la
manipulación del tiempo, por eso nunca estuvo atraído a hacerlo, por eso fue
tan difícil dejar su planeta. No quería complicarse con más líneas temporales,
podía perfectamente irse y dejar al viejo ahí abandonado, volver a la cabaña,
tomar sus caramelos y emprender al fin el camino para arreglar las cosas, para
completar su misión. Pero ¿Y si todo era cierto?, iría directo a una trampa si
volvía a la cabaña. Danna tal vez sufriría por su intervención en la Nova Terra.
Además ¿Qué eran dos meses de diferencia comparados a los años de sufrimiento
es su planeta?, el riesgo no era tan alto, podía seguir con su plan, salvar la
vida de alguien y probablemente despistar a sus vigías.
Decidido, pero aún con algo de duda, tomo el cubo con sus manos
energéticas, parecía que el objeto solo estaba gravitando entre sus patas. Giro
un poco la cara azul, el resto del cubo se apagó, solo esta cara se iluminaba.
A su alrededor todo pareció distorsionarse un poco y se detuvo.
—¡Sí, parece que está
funcionando! Te desapareciste por unos segundos — Dijo el viejo Kairós
emocionado, al parecer nunca había visto lo que pasaba cuando se usaba el
aparato—. Sigue adelante, ya nos encontraremos en otro tiempo — termino de
decir el vagabundo a modo de despedida, mientras le dedicaba una amplia sonrisa
al zukariano, que volvía a enfocarse en el cubo. Lo giró otro tanto, ahora con
más confianza. Todo a su alrededor se distorsionaba, como aquellas cintas
viejas de VHS dañadas, se levantó, caminó fuera del refugio de madera ajada,
notó como el cielo cambiaba de noche a día y así muchas veces, veía un flujo de
gente pasar por la calle principal como si fueran un gusano gigante
desplazándose de aquí para allá, dividiéndose en las distintas calles, notó que
la velocidad del tiempo aumentaba con cada giro del mecanismo. Estaba
maravillado, la emoción y el éxtasis recorrieron todo su cuerpo, sentimientos
que nunca había sentido en su vida, debía ser por el contacto con los humanos,
que mal y que bien que esto fuera así.
Salió de su fantasioso estado y recordó que sólo debía avanzar dos meses,
con ocho giros pasaban 78 mil 125 minutos, casi el tiempo necesario, pero ahora
dudaba si había girado el cubo nueve veces. Pasó la calle, se escondió en el
siguiente callejón sosteniendo el cubo. Era de noche, no sabía exactamente
cuánto tiempo había transcurrido, dos o nueve meses, pero debía darse prisa.
Dejó el cubo a un lado, revisó la bolsa negra que llevaba en su cinturón,
destapó una lata de energía electromagnética que consumió al instante, sentía
tanta hambre como si no hubiera recargado en meses, una lata no duraría mucho
pero si lo suficiente. Revisó qué caramelos había en la bolsa, había unos
cuantos 5, y dos 4, ya vería como los utilizaría. Absorbió su caramelo de
invisibilidad. Hubiera usado el último Caramelo Número Uno para llegar al
manicomio central volando, pero no quería desperdiciarlo, podría necesitarlo
después. Guardó todo de nuevo en la bolsa negra, la enganchó a su cinturón y
comenzó su caminata.
Caminó en medio de la noche por un par de horas, por suerte era un lugar
de la ciudad que ya había explorado, así que encontrar el manicomio no fue
tarea difícil. Al encontrarlo, lo observó por un rato y no parecía que fuera
muy activo de noche. La puerta principal no se abrió hasta la madrugada, cuando
un pequeño furgón apareció para entregar el cargamento de drogas del
establecimiento. Piñato aprovechó el momento y se coló por la puerta,
absorbiendo otro Caramelo Número Cinco, para evitar el riesgo de que el efecto
del anterior se terminara.
Buscó en los registros de la oficina principal la habitación dónde se
encontraba Danna Doom. En el tiempo que exploró la ciudad, se familiarizó con
el lenguaje humano y aprendió a leerlo, hablarlo no era necesario, pues los
zukarianos hablaban con sus mentes, un lenguaje universal, que todos entendían
pero no todos descubrían.
Se dirigió a la habitación 31 del cuarto piso, con el cuidado de no
tropezarse con nadie por las escaleras. Alcanzó la habitación y notó que era
totalmente hermética. Era momento de probar el Caramelo Número Cuatro y saber
que tan pequeño podría ser para entrar por el más mínimo resquicio. Manejó su
tamaño a voluntad lo más que pudo, pero solo alcanzó la altura de 5
centímetros, con ese tamaño sería imposible pasar al otro lado. Bajó al cuarto
de drogas, aún con su tamaño reducido y pensó en otro plan. Vio el horario de
los pacientes y su medicación, el de Danna era después del mediodía, para entonces
el efecto de los caramelos ya se habría terminado. Se metió a una pequeña
alacena, algo mareado por la falta de costumbre del cambio de tamaño, se
escondió lo más atrás que pudo, entre los chécheres de aseo y unas batas
viejas. Al poco instante recuperó su tamaño normal y su visibilidad, aunque
ahora estaba más incómodo, su escondite seguía siendo efectivo.
El reloj anunció el medio día, lo que le daba la señal a Piñato de seguir
con el plan. La droguista, comenzó a alistar las dosis. El viajero espacial
absorbió la última dosis que le quedaba del Caramelo 4 y también absorbió una
del 5, una figura de pentágonos y una figura de un cubo aparecieron en su
barriga. Redujo su tamaño y salió de la alacena entreabierta. Ante él estaba
una gigante señora, afanada por terminar de alistar las dosis de los pacientes
en los vasos. Piñato logró divisar la dosis de Danna, que estaba en una
estantería alta. Para alcanzarla pensó que tendría que aumentar su tamaño, pero
descubrió que había una forma más práctica. Podía controlar el tamaño de sus
extremidades a voluntad, estiró sus piernas lo más que pudo y luego los brazos,
hasta que alcanzó la superficie del estante. Se introdujo en el vaso, sumergido
entre las pastillas. Como aún su pequeña cabeza se alcanzaba a asomar, para no
correr el riesgo del Caramelo 5 perdiendo efecto, sacó los caramelos de
invisibilidad que le quedaban y los arrojó al aire, estos recobraron su tamaño
normal y lo taparon por completo.
Cuando Danna tomó el vaso con su dosis, ni ella, ni la droguista notaron
que había unos caramelos encima. Cuando la muchacha se sentó en el comedor
general y vio el contenido, le pareció muy extraño, no solo eso, un pulso
eléctrico atravesó su mente, imágenes de un muñeco parlante, una caminata a las
afueras de la ciudad y tres personas convirtiéndose en polvo por consumir
caramelos rondaban ahora sus pensamientos. Reconocía esos dulces pero no
entendía cómo. Salió corriendo para su cuarto tapizado de azul turquesa, y
pidió que la encerraran ahora, pues comúnmente se les daba a los pacientes un
tiempo libre en el comedor general, después de eso ya no podían salir.
Regó el contenido de su vaso de drogas en el suelo de goma, ¿Qué
significaba todo esto?, examinaba con detenimiento los dulces y las pastillas,
¿Debía consumir los dulces y terminar así con su sufrimiento en aquel
manicomio?
—No se vaya a tragar los
dulces— Advirtió Piñato a la mujer, anticipando el pensamiento de ella. El
zukariano también experimentó aquella chispa en su mente y recordó cada cosa
que había vivido en la otra línea temporal.
La mujer miró a su alrededor desesperada, tratando de darle origen a
aquella voz conocida. Hasta que en medio de las pastillas vio al diminuto ser,
volverse visible.
—¡¿Cómo me hiciste
esperar tanto tiempo?! — Le gritó la terrícola a Piñato. En ese momento ella
sentía tanta ira como alivio. Su mente había rogado por respuestas, por
comprobar que no estaba loca, que los acontecimientos de aquella noche si eran
reales, aunque también se lo había negado durante su estadía en ese recinto, al
verse tan frágil el día que contó su historia en la comisaría—. ¡Nueve meses
esperando alguna señal, de mi hija, de ti, de algo! En serio desde que llegaste
solo me has hecho sufrir.
¿Nueve meses? Piñato falló en el cálculo del viaje temporal, además qué efímero
fue el efecto del Caramelo Número Cinco.
—No se preocupe, puedo
arreglarlo, puedo retroceder en el tiempo, aquí mismo, al menos siete meses,
así su trauma no será tan alto— le dijo Piñato a la joven para calmarla, se sentía
un poco culpable del embrolló en el que la había metido, aunque no lo fuera
realmente, pues él no envió las hormigas cidorianas en primer lugar, aun así
estos leves impulsos humanos de sentimiento lo hacían pensar de cierta manera.
Sacó el cubo de rubik de su bolsa y se lo mostró a Danna—; con esto puedo
lograrlo, solo espéreme aquí, o mejor dicho no me espere, este momento se
desvanecerá en el tiempo.
El cubo no desprendía ninguna luz, estaba completamente negro, aun así
Piñato intentó girarlo hacia atrás, pero no se movió un ápice, estaba
totalmente inservible.
—¿Ya regresamos en el
tiempo? — preguntó Danna, mientras mantenía los ojos cerrados con mucha fuerza
y hacia fuerza con sus puños, como si se sostuviera de algún tipo de manija
invisible.
—No, la verdad es que no
ha funcionado, debió descargarse o sufrir alguna avería, es la primera vez que
utilizo uno de estos.
—Buen intento, me diste
una esperanza y me la arrebataste, pero ya me estoy acostumbrando a esa forma
de hacerme daño— Aunque Danna solo le hacía reproches a Piñato, por dentro
estaba muy feliz de encontrar a un viejo conocido, poder hablar con alguien
cuerdo, a su manera.
—Tengo otra idea, solo
retroceda y protéjase en el rincón, probemos la resistencia de esta celda y el
alcance de este caramelo.
Piñato comenzó a aumentar su tamaño, pasando por su medida natural pero
luego creciendo poco a poco, su cabeza llegó hasta el techo, la presión hizo
que se agachara, hasta lograr una posición muy incómoda pero que llenaba casi
todo el lugar, la presión seguía aumentando exponencialmente a su tamaño. Danna
sentía parte del pie del gigante muñeco parlante, lastimándole las costillas,
hasta que dejó de sentir la presión. Un enorme zukariano, de almenos 3 metros
acababa de abrir sendo agujero en techo y pared de aquella celda.
La mujer se asomó por la pared y vio las calles cuatro pisos abajo. Luego
miró a su compañero, preguntándole con el gesto, ¿Cómo rayos iban a bajar de
allí? El gigantesco ser recuperó su tamaño y la figura de un cubo desapareció
de su barriga. Sacó el Caramelo Número Uno, que al absorberlo, remplazó aquel
cubo por un rayo multicolor.
—Sosténgase fuertemente
de mi espalda, sigamos probando límites — Le dijo Piñato a Danna, mientras se
elevaba lentamente y se acomodaba para llevar a la mujer a cuestas, también le
dedicó una mirada que parecía transmitir una sonrisa, aunque siguiera tan
blanca y vacía.
La muchacha se sostuvo lo más fuerte que pudo, y aunque a Piñato le costó
un poco elevarse al principio, se acostumbró al peso de la mujer, se elevó por
los cielos en sentido vertical y dirigió sus fuerzas para escapar de aquella
ciudad hacia el horizonte, tan rápido como fuera posible.
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